-Margaret J. Wheatley
El concepto de creatividad, puede se encontrar definido en la red de redes como el acto de producir ideas u objetos que no existían previamente, o quizás definida como la fuente de innovación mayormente conocida, o la capacidad de generar un sin número de soluciones para un problema especifico; sin embargo estos conceptos quizás no contienen la esencia de esa parte mágica que significa crear, ese estado de catarsis a la que llegamos cuando se juntan los sueños con las ganas de hacer, por tanto la creatividad aparte de ser un estado mágico en donde generamos una gran cantidad de ideas para dar solución a un problema o para cristalizar un sueño, es el combustible para la innovación.
Ahora, la creatividad no es un don mágico otorgado a unos pocos, ni mucho menos son seres espaciales los que la desarrollan, la creatividad es una competencia presente en todo ser capaz de soñar, que requiere de competencias de apoyo como la persistencia, la fluidez, la indagación, la cooperación entre otros, así como condiciones de entorno y culturales para dar sus máximos aportes; normalmente las personas creativas son personas con fluidez de palabra y pensamiento, con la capacidad de ser flexible, descartando en muchos casos sus ideas y potenciando las ideas de otros, redefiniendo su ideas y evaluando nuevamente, navegando a cada instante entre la convergencia y la divergencia de sus ideas con la de otros, viviendo un proceso de mejora continua personal que lo lleve a la originalidad.
Por otra parte, en algunos casos suele asociarse la inteligencia con la capacidad creativa, aunque en algún punto se encuentra la primera no es condición para que se dé la segunda, una persona puede manejar una gran cantidad de información y conocimientos y no tener la creatividad como una competencia. Por otra parte, también se cree que los jóvenes tienen a ser, mas creativos que los adultos, lo cual al igual que lo anterior no es aplicable siempre, lo que sí es común es que los jóvenes tiendan a ser más arriesgados al momento de generar ideas, ya que tienen menos paradigmas, que en el caso de los adultos han generado a través de los años.
Sería bueno recalcar en este punto, que no es creativo solo el que consigue soluciones, ni tampoco el que es bueno en diseño graficos, ni el que inventa cosas; una persona creativa conjuga eso y más, es soñador, operativo, dinámico. Es esa persona que se da la oportunidad de soñar y da forma a ese sueño confiando en su intuición, lo empolla cual fiel pingüino hasta que la razón –factibilidad- y el corazón-emoción- lo inspira a desarrollarlo, cristalizarlos o innovarlo.
Ahora, para generar la competencia de la creatividad o mantenerla deben darse tres condiciones; inicialmente debe existir un entorno creativo un ambiente grato para crear y soñar; un espacio, que por ejemplo, cuente con buena ventilación, buena vista, espacio, colores, servicios básico y todas aquellas cosas que hagan sentir a la persona emocionalmente bien; en segundo lugar es primordial forjar una cultura creativa, donde equivocarse no sea un pecado capital, en donde se incentiven las ideas y se rompa con los maquiavélicos paradigmas paralizadores y finalmente vivir la mejora continua, como esa posibilidad que tenemos todos cada minuto de hacer las cosas mejor.
Como emprendedor, empresario o consultor sería interesante imaginar por un instante, organizaciones en la cual todos sus colaboradores sean creativos. Un espacio no solo de trabajo sino de vivencias, un espacio emocionalmente inteligente, donde se valoren las ideas, se incentive la innovación; condiciones estas que incrementan la productividad, la competitividad y la efectividad. Sería fabuloso trabajar en una organización así ¿Cierto?. Sería ideal liderar bajo esas condiciones ¿Cierto?. Sería rentable económica y emocionalmente ¿Cierto?.
Bueno, entonces el imaginar y el querer, nos lleva a asumir el compromiso de ser creativo y a revisar a nivel personal y/o organizacional- ya sea como empresario o parte de la organización- si las condiciones están dadas para el estimulo de la creatividad, y de no ser así involucrarme en transformar esas condiciones.
Existen tres elementos que nos ayudan a ejercitar y estimulan la creatividad: la fluidez, la flexibilidad y la originalidad; puntualizando en este caso, la igualdad entre ideas y creatividad, para lograr cristalizar nuestro sueño. Para poder explicar estos tres elementos le voy a pedir imaginen “La Chejendina, C.A.” una organización que desea mejorar en el área de atención al cliente, y para ello realiza una sesión de trabajo creativa con miembros de la organización, cuando hablamos de fluidez hablamos de la posibilidad de conseguir la mayor cantidad de ideas posibles, por tanto en la sesión creativa se pide a todos los participantes que den sus ideas, la mayor cantidad de ideas posible, que mejoren el servicio de atención al cliente y para ello implementan una técnica de creatividad llamada brainstoming, esto dará a “La Chejendina, C.A.” una lista numerosas de ideas. Cuando nos referimos a la flexibilidad se refiere a la fortaleza de esas ideas desde la diversidad de su fuente, por tanto entre más miembros de la organización de distintas áreas participen en la sesión creativa más flexibilidad encontrarán al momento de seleccionar ideas contundentes; finalmente de todas esas ideas que han salido al ruedo y en donde la organización asume riesgo calculado en aplicarla para innovar un servicio, se hace presente la originalidad.
Al comienzo se dijo que la creatividad era la principal fuente de innovación en las organizaciones, por tanto en un mundo donde el entorno es cambiante, los mercados están globalizados y hay un mercado competitivo, las organizaciones que no innovan su “Hacer”, no innovan sus productos y/o servicios están destinadas a vivir en una larga agonía que se alimentará de las improvisaciones o morira de manera súbita por el impacto de algún competidor innovador. Entonces, pudiéramos decir que la creatividad es para la innovación, lo que la innovación es para la organización. ¿y por qué no para la persona?
Si la creatividad alimenta la innovación y ésta hace competitiva a una organización, ¿qué pasaría si extrapolamos esta reflexión al plano personal?. Si, siendo creativos nos innovamos como personas, nos innovamos para innovar.
Ahora, la creatividad no es un don mágico otorgado a unos pocos, ni mucho menos son seres espaciales los que la desarrollan, la creatividad es una competencia presente en todo ser capaz de soñar, que requiere de competencias de apoyo como la persistencia, la fluidez, la indagación, la cooperación entre otros, así como condiciones de entorno y culturales para dar sus máximos aportes; normalmente las personas creativas son personas con fluidez de palabra y pensamiento, con la capacidad de ser flexible, descartando en muchos casos sus ideas y potenciando las ideas de otros, redefiniendo su ideas y evaluando nuevamente, navegando a cada instante entre la convergencia y la divergencia de sus ideas con la de otros, viviendo un proceso de mejora continua personal que lo lleve a la originalidad.
Por otra parte, en algunos casos suele asociarse la inteligencia con la capacidad creativa, aunque en algún punto se encuentra la primera no es condición para que se dé la segunda, una persona puede manejar una gran cantidad de información y conocimientos y no tener la creatividad como una competencia. Por otra parte, también se cree que los jóvenes tienen a ser, mas creativos que los adultos, lo cual al igual que lo anterior no es aplicable siempre, lo que sí es común es que los jóvenes tiendan a ser más arriesgados al momento de generar ideas, ya que tienen menos paradigmas, que en el caso de los adultos han generado a través de los años.
Sería bueno recalcar en este punto, que no es creativo solo el que consigue soluciones, ni tampoco el que es bueno en diseño graficos, ni el que inventa cosas; una persona creativa conjuga eso y más, es soñador, operativo, dinámico. Es esa persona que se da la oportunidad de soñar y da forma a ese sueño confiando en su intuición, lo empolla cual fiel pingüino hasta que la razón –factibilidad- y el corazón-emoción- lo inspira a desarrollarlo, cristalizarlos o innovarlo.
Ahora, para generar la competencia de la creatividad o mantenerla deben darse tres condiciones; inicialmente debe existir un entorno creativo un ambiente grato para crear y soñar; un espacio, que por ejemplo, cuente con buena ventilación, buena vista, espacio, colores, servicios básico y todas aquellas cosas que hagan sentir a la persona emocionalmente bien; en segundo lugar es primordial forjar una cultura creativa, donde equivocarse no sea un pecado capital, en donde se incentiven las ideas y se rompa con los maquiavélicos paradigmas paralizadores y finalmente vivir la mejora continua, como esa posibilidad que tenemos todos cada minuto de hacer las cosas mejor.
Como emprendedor, empresario o consultor sería interesante imaginar por un instante, organizaciones en la cual todos sus colaboradores sean creativos. Un espacio no solo de trabajo sino de vivencias, un espacio emocionalmente inteligente, donde se valoren las ideas, se incentive la innovación; condiciones estas que incrementan la productividad, la competitividad y la efectividad. Sería fabuloso trabajar en una organización así ¿Cierto?. Sería ideal liderar bajo esas condiciones ¿Cierto?. Sería rentable económica y emocionalmente ¿Cierto?.
Bueno, entonces el imaginar y el querer, nos lleva a asumir el compromiso de ser creativo y a revisar a nivel personal y/o organizacional- ya sea como empresario o parte de la organización- si las condiciones están dadas para el estimulo de la creatividad, y de no ser así involucrarme en transformar esas condiciones.
Existen tres elementos que nos ayudan a ejercitar y estimulan la creatividad: la fluidez, la flexibilidad y la originalidad; puntualizando en este caso, la igualdad entre ideas y creatividad, para lograr cristalizar nuestro sueño. Para poder explicar estos tres elementos le voy a pedir imaginen “La Chejendina, C.A.” una organización que desea mejorar en el área de atención al cliente, y para ello realiza una sesión de trabajo creativa con miembros de la organización, cuando hablamos de fluidez hablamos de la posibilidad de conseguir la mayor cantidad de ideas posibles, por tanto en la sesión creativa se pide a todos los participantes que den sus ideas, la mayor cantidad de ideas posible, que mejoren el servicio de atención al cliente y para ello implementan una técnica de creatividad llamada brainstoming, esto dará a “La Chejendina, C.A.” una lista numerosas de ideas. Cuando nos referimos a la flexibilidad se refiere a la fortaleza de esas ideas desde la diversidad de su fuente, por tanto entre más miembros de la organización de distintas áreas participen en la sesión creativa más flexibilidad encontrarán al momento de seleccionar ideas contundentes; finalmente de todas esas ideas que han salido al ruedo y en donde la organización asume riesgo calculado en aplicarla para innovar un servicio, se hace presente la originalidad.
Al comienzo se dijo que la creatividad era la principal fuente de innovación en las organizaciones, por tanto en un mundo donde el entorno es cambiante, los mercados están globalizados y hay un mercado competitivo, las organizaciones que no innovan su “Hacer”, no innovan sus productos y/o servicios están destinadas a vivir en una larga agonía que se alimentará de las improvisaciones o morira de manera súbita por el impacto de algún competidor innovador. Entonces, pudiéramos decir que la creatividad es para la innovación, lo que la innovación es para la organización. ¿y por qué no para la persona?
Si la creatividad alimenta la innovación y ésta hace competitiva a una organización, ¿qué pasaría si extrapolamos esta reflexión al plano personal?. Si, siendo creativos nos innovamos como personas, nos innovamos para innovar.
2 comentarios:
Sencillamente buenisimoooooo..... desde una perspectiva objetiva!!!!
Definitivamente la Creatividad es la que nos permite crecer como persona y como profesional, y nos abre las puertas a proyectos nuevos e innovadores, permitindonos ser el cambio que queramos ser.
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